En una pequeña ciudad de Michigan, donde la economía se ha reducido a la supervivencia de las prisiones federales, estatales y privadas, la familia McClusky ocupa un rol crucial como intermediarios en una comunidad donde la vida gira en torno al sistema penitenciario. Esta ciudad, completamente dependiente de las cárceles y los prisioneros, es un microcosmos de poder, corrupción y sobrevivencia.
Los McClusky, conocidos por su habilidad para mediar entre las distintas facciones de la ciudad—policías, criminales, guardias de prisión y políticos—mantienen el equilibrio delicado en este entorno tenso. La familia tiene una presencia influyente y es esencial para resolver disputas, gestionar sobornos y asegurar que los intereses de todos los involucrados estén satisfechos.
El patriarca de la familia, Frank McClusky, es un hombre astuto con una vasta red de contactos en el sistema de justicia y en la política local. Su esposa, Helen, administra el negocio familiar con una mano firme y una mente estratégica. Sus hijos, Michael y Laura, tienen roles distintos pero complementarios: Michael se encarga de las relaciones con los criminales y los guardias de prisión, mientras que Laura actúa como la conexión con los políticos y la policía.