La historia de Viktor Navorski comienza con un giro inesperado: su avión despega justo en el momento en que un golpe de estado asola su país natal, dejándolo varado en el Aeropuerto Kennedy de Nueva York. Con un pasaporte que ya no es reconocido por ninguna nación debido a la revolución en curso en su país, Viktor se encuentra en una situación única y desafiante.
Las autoridades lo colocan en cuarentena en la zona de tránsito del aeropuerto, mientras intentan resolver su estatus legal. Durante este tiempo de incertidumbre y aislamiento, Viktor muestra una extraordinaria capacidad para adaptarse a su nueva realidad. Se convierte en un residente «permanente» del aeropuerto, navegando entre las rutinas diarias de los viajeros y el personal.
A medida que pasa el tiempo, Viktor establece conexiones con las personas que trabajan en el aeropuerto y con otros pasajeros que frecuentan la zona de tránsito. Sin embargo, es su encuentro con una hermosa aeromoza lo que realmente captura su atención. Entre los anuncios de vuelo y las llamadas a los altavoces, Viktor y la aeromoza desarrollan una relación peculiar pero significativa.