La doctora Miranda Grey es una psicóloga criminal de renombre que trabaja en una institución mental de alto prestigio. Su vida profesional es ejemplar, y es reconocida por su habilidad para tratar a pacientes con problemas mentales graves. Sin embargo, un día su mundo da un giro inesperado. Miranda despierta en una de las habitaciones de la misma institución, pero esta vez no como terapeuta, sino como paciente. La situación es aún más alarmante porque no tiene recuerdos claros de los eventos que la llevaron allí. La confusión se agrava cuando descubre que se le acusa de un asesinato. El hecho de que esté en la misma institución donde trabaja añade una capa de ironía y angustia a su situación.
Miranda intenta recordar qué ocurrió y cómo terminó en ese estado, pero su mente está en blanco respecto a los eventos recientes. La idea de haber cometido un crimen, especialmente uno tan grave como un asesinato, es desconcertante para ella, ya que siempre ha trabajado para ayudar a otros a superar sus problemas mentales y ahora se encuentra en una posición vulnerable, con la duda de si realmente es culpable o si ha sido víctima de una conspiración.